martes, 16 de noviembre de 2010

La Novela Policíaca

Día del domingo 

Un día por la mañana cuando me desperté me di cuenta que era un día precioso, ideal para hacer un paseo. Ya había tomado un buen desayuno, leído el periódico y pensé  lo que haría el resto del día, cuando recibí una llamada de mi madre, que me invitaba para el  almuerzo con mi familia. Acepté inmediatamente!
Como el día era hermoso, decidí a caminar. En el camino me encontré con un amigo en la esquina y empezamos una breve conversación. En esto, él me informó que debería llover en la noche, yo no lo podía creer y decidimos hacer una apuesta en la que el perdedor debería ofrecer el almuerzo del próximo domingo al ganador.
Había pasado un día agradable con mis padres y hermanos, nos divertimos demasiado. Era noche cuando decidí volver a la casa y para mi sorpresa sentí el típico viento de la llegada de la lluvia ... en ese momento, me di cuenta que había perdido la apuesta. Aceleró el ritmo, pero fue en vano, la lluvia había me sorprendido a mitad de camino.
Recuerdo que estaba lloviendo a mares y que entré en aquel cine porque no tenia outro sitio donde meterme. Era domingo, habían dado las diez de la noche y hacía bastante rato que había empezado la película. Me senté en la última fila y lo primero que hice fue quitarme los zapatos, que se me habían puesto perdidos de barro.
 La película que estaban echando era de amor y salía una chica rubia con un buen par de melones y un fulano que llevaba un sombrero con una pluma y un montón de medallas en el pecho. Un tipo con pinta de príncipe o algo así. Al cabo de un rato me quedé como un tronco y cuando me despertó el acomodador había salido casi toda la gente. Ya estaban encendidas las luces, pero apesar de todo me puso la linterna a un palmo de la nariz y me preguntó si pensaba que aquel cine era un hotel.
El acomodador me había asustado con la luz, luego levanté rápidamente y con demasiada verguenza, ocultando mi rostro me fué por la puerta. La lluvia había cesado, por lo menos esto! Al llegar a la casa lo primero que hice fue hacer una llamada telefónica para  combinar el almuerzo del domingo con mi amigo!

Por Renata Bairros, Eduardo Schneider y Rochely Rosso

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